Impacto en Nicaragua: La expulsión de obispos enciende a la comunidad cristiana

Laurent Álvarez

Nicaragua atraviesa una crisis espiritual y política sin precedentes. La expulsión abrupta de varios obispos, liderada por el régimen de Ortega, ha generado una ola de indignación en la comunidad cristiana a nivel mundial. A continuación, repasamos los acontecimientos que conmocionan a la Iglesia y exponen los límites de la represión.

Una Iglesia perseguida bajo el yugo del poder

La noche del 13 de noviembre quedó marcada por un nuevo episodio de represión en la historia reciente de Nicaragua: la expulsión de Mons. Carlos Enrique Herrera Gutiérrez, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Horas antes, la página de Facebook de la diócesis de Jinotega había sido bloqueada, dejando a los fieles sin acceso a transmisiones de celebraciones religiosas.

Este no es un caso aislado. Desde 2018, más de 50 religiosos han sido expulsados, y decenas más han sido detenidos, algunos incluso despojados de su nacionalidad. Estos datos, revelados por la ONG Colectivo Nicaragua Nadie Más, reflejan una estrategia sistemática para silenciar a la Iglesia, acusada por el régimen de respaldar las manifestaciones antigubernamentales.

El CELAM apoya a la Iglesia peregrina

Ante esta ola de represión, el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe, expresó su «cercanía y fraternidad» con la Iglesia en Nicaragua. En un mensaje dirigido al cardenal Leopoldo José Brenes, los obispos latinoamericanos elevaron oraciones por una pronta solución y el regreso de los exiliados a su patria.

Además, lamentaron profundamente las condiciones en las que se encuentran varios obispos y sus jurisdicciones. A pesar de todo, el CELAM llama a la fidelidad a Cristo y a mantener una fe inquebrantable en medio de la adversidad.

La Iglesia, símbolo de resistencia y esperanza

La expulsión de obispos como Mons. Herrera, Rolando Álvarez e Isidoro Mora no es solo un acto administrativo; forma parte de un intento del régimen por debilitar uno de los pilares más sólidos de la sociedad nicaragüense. La Iglesia, considerada refugio de los oprimidos y voz de los sin voz, sigue desempeñando un papel clave en la defensa de los derechos fundamentales y la esperanza.

A pesar de la presión, la comunidad cristiana se moviliza dentro y fuera de Nicaragua para denunciar estos actos. Voces se alzan para exigir acciones concretas de la comunidad internacional que protejan los derechos de los fieles y garanticen la libertad religiosa.

El drama que enfrenta la Iglesia en Nicaragua es una lección de valentía y resistencia. Comparte este artículo para apoyar a quienes, en medio de la adversidad, defienden sus convicciones, porque su lucha también es la lucha por la libertad y la dignidad humana.

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