Expulsiones en EE.UU.: por qué la Iglesia católica no cederá ante Trump

Laurent Álvarez

La administración de Trump golpea con fuerza con una política migratoria agresiva. Pero frente a esta ola de expulsiones masivas, una institución se niega a ceder: la Iglesia católica. Entre discursos de firmeza, condenas públicas y acciones en el terreno, el clero estadounidense se enfrenta a la maquinaria represiva del gobierno.

Una oposición frontal a la política migratoria de Trump

Desde los primeros días de la presidencia de Trump, la respuesta eclesiástica se organiza. El papa Francisco califica las expulsiones masivas como una «calamidad», mientras que los obispos estadounidenses alertan sobre las consecuencias humanas de estas decisiones.

Las iglesias, que alguna vez fueron santuarios para los migrantes indocumentados, ahora están en la mira de la administración. Tom Homan, el hombre fuerte de la lucha contra la inmigración, lo asume plenamente: ningún lugar será intocable, ni siquiera las escuelas o parroquias.

Ante esta amenaza, los líderes católicos redoblan su determinación. «Convertir lugares de refugio en zonas de caza para agentes federales es una traición a nuestros valores», denuncian varias instituciones religiosas en un comunicado.

La Iglesia católica, último refugio para los migrantes

Históricamente comprometida con la defensa de los más vulnerables, la Iglesia estadounidense juega un papel clave en la acogida y protección de los migrantes. Centros de alojamiento, asistencia legal, apoyo psicológico: numerosas organizaciones católicas están en el centro de la lucha.

A pesar de la presión del gobierno, sacerdotes y voluntarios continúan su misión, desafiando abiertamente las nuevas directrices. Algunas diócesis han intensificado sus acciones para frenar las deportaciones y sensibilizar a la opinión pública.

Los testimonios son desgarradores: familias separadas, niños traumatizados, fieles viviendo con miedo. Para los católicos comprometidos, estos sufrimientos son una razón más para fortalecer la resistencia.

Trump, el papa y la fractura religiosa

La oposición de la Iglesia a la política migratoria de Trump no pasa desapercibida. El presidente estadounidense y su administración no dudan en contraatacar. Tom Homan incluso aconseja al papa Francisco que se enfoque en «la reforma de la Iglesia» en lugar de la política migratoria de Estados Unidos.

El vicepresidente J.D. Vance va aún más lejos, acusando a los obispos católicos de comprometer la política migratoria por preocupaciones financieras. Un ataque que revela la fractura ideológica entre el poder político y la institución religiosa.

La fe frente a la represión

La historia demuestra que la Iglesia católica nunca ha permitido que el poder político dicte su conducta. Hoy, sigue demostrando que no abandonará a los más vulnerables frente a las deportaciones masivas.

Los migrantes saben que pueden contar con un apoyo inquebrantable. Y en este pulso con Trump, la Iglesia no parece dispuesta a dar un paso atrás.

Porque la fe no se negocia frente a la injusticia.

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